Preparación

1. Es importante escoger unos tomates maduros y bien rojos. Se lavan y se escaldan para quitarles la piel con facilidad.
   
2. Se pone al fuego una olla con abundante agua, y cuando empieza a hervir, se añaden los tomates, a los que se les hace en la piel una cruz con un cuchillo. Se deja al fuego solo un instante, cuando se empieza a levantar la piel, se sacan y se refrescan.
   
3. Se pelan, se eliminan las semillas y se cortan en trozos pequeños. Se pone al fuego una sartén honda y amplia y se añaden los tomates.
   
4. Se va removiendo y se dejan en el fuego hasta que pierden el agua y se reducen a una pasta de tomate. En este momento se pueden pasar por un pasa puré, si se quiere una salsa de tomate más fina, o dejarlos tal cual, porque con el calor ha quedado como un puré.
   
5. Se pone ene l fuego una sartén con cuatro cucharadas de aceite de oliva. En este momento se puede hacer una salsa de tomate simple, como la que puedes ver en el video, o añadir algunos ingredientes para enriquecer o dar distinto sabor a la salsa de tomate: ajo, cebolla, pimiento... Se fríe primero el ajo, la cebolla o el ingrediente elegido, y cuando está dorado se añade el tomate.
   
6. Se añade el tomate cuando el aceite está caliente y se sazona con un poco de sal. En este momento se puede añadir una cucharadita de azúcar para contrarrestar la acidez del tomate, pero yo no le pongo nunca porque me gusta el puntito ácido del tomate. Cuando se hace el sofrito de tomate hay que mover continuamente y tener cuidado porque puede "saltar".
   
7. Esta salsa de tomate aguanta buen varios días en el frigorífico, pero si vas a tardar en consumirla, es aconsejable guardarla en el congelador.