Este es un plato murciano que en otros lugares se conoce como calabacilla, frangollo, calabacitas o revuelto de zapallitos. Este nombre tan sonoro, Zarangollo, en el habla de la huerta murciana significa revuelto.
Como todos los platos populares, admite muchas variantes, con añadidos de patata, pimientos y otras verduras, aunque el zarangollo clásico se hace a base de calabacín y cebolla. Es un plato que requiere una cocción lenta, se puede hacer en cazuela de barro o en una sartén antiadherente, para conseguir la suavidad que lo caracteriza.
Por octubre 3, 2017
Publicado:Este es un plato murciano que en otros lugares se conoce como calabacilla, frangollo, calabacitas, revuelto de zapallitos” . Este nombre tan sonoro, Zarangollo, en el panocho que se habla en la huerta murciana, quiere decir revuelto. Como todos los platos populares, admite muchas variantes, con añadidos de patata, pimientos y otras verduras, aunque el zarangollo clásico se hace a base de calabacín y cebolla Es un plato que requiere una cocción lenta, se puede hacer en cazuela de barro o en una sartén antiadherente, para conseguir la suavidad que lo caracteriza.
Preparación
- Se lavan los calabacines y se cortan en rodajas que no sean demasiado finas. Si no te gusta la piel, puedes pelarlos. Se pone en el fuego una sartén antiadherente con unas tres cucharadas de aceite de oliva virgen extra.
- Cuando el aceite toma un poco de calor, se añade el calabacín y se saltea. Es importante que el fuego sea suave, para que el calabacín se haga lentamente y quede suave.
- Mientras tanto, se corta la cebolla en juliana, y se añade a la sartén. Se saltea todo junto, moviendo de vez en cuando. Se sazona con un poco de sal y se deja hacer a fuego suave, moviendo de vez en cuando con cuidado, para que no se rompa la verdura. Se deja hacer durante unos veinte minutos, hasta que el sofrito queda suave y pochadito.
- Se baten los huevos, tres o cuatro, dependiendo del tamaño, se sazonan con un poco de sal y se mezclan con el sofrito de cebolla y calabacín. Se deja en el fuego, moviendo suavemente hasta que se cuaja el revuelto.