Preparación

1. Esta es una receta muy fácil y que se hace en poco tiempo. Casi se tarda mas en explicarla que en hacerla. En cuanto a las cantidades, he utilizado un tazón como medida y con estos ingredientes me han salido dos raciones generosas. No conviene pasarse, porque es un plato rico en calorías.
   
2. Se cuece la pasta en abundante agua con un poco de sal. El tiempo, siempre el que marca el fabricante de pasta, y es conveniente dejarla al dente, porque luego con la salsa de queso se seguirá hidratando.
   
3. Mientras se hace la pasta, se pone en una sartén la mantequilla y la cucharada de aceite, cuando está caliente, se añade la harina, se deja tostar para que pierda el sabor a harina cruda, y luego se añade la leche, y se mueve constantemente con unas varillas, procurando que no queden grumos.
   
4. Esta bechamel debe quedar muy clarita. Se sazona con pimienta y un poco de sal, que se debe poner con moderación, porque el queso aporta también sal. Cuando la bechamel está lista, se añade el queso, que se funde rápidamente con el calor.
   
5. Para hacer esta salsa, he utilizado un Cheddar viejo, que tiene un sabor mas intenso. Esta bechamel enriquecida con queso se conoce como salsa Mornay
   
6. Se añade la pasta, se mezcla bien con esta salsa de queso y se pone en un recipiente apto para el horno. Puede ser una fuente, o bien los mismos tazones de gres que he utilizado para medir los ingredientes. Se cubre la superficie con un poco más de Cheddar rallado y se pone a gratinar en el horno.