Preparación

1. Se lava bien la fruta y se pone en un recipiente con agua fría, con puñado de sal gruesa. Se deja en remojo durante tres días, cambiando el agua cada día. Esto se hace para que la fruta pierda agua y luego penetre mejor el azúcar.
   
2. Empezamos bien: tres días de solo cambiar agua. Esta receta es fácil de hacer, porque apenas hay que manipular el producto, pero se hace a lo largo de varios días, por lo que puede resultar "latoso". Eso si, se necesitan unos tarros de cristal, para guardar la fruta, un cazo para hacer el almíbar, y lo que es más importante, un termómetro para medir la temperatura del almíbar.
   
3. Pasados los tres días de remojo en agua salada, se aclaran bajo el grifo y se perforan con un palito, pasándolos de parte a parte. Puede ser un palito de brocheta, un punzón o un palillo de dientes.
   
4. Se ponen en una olla, se cubren de agua y se hierven durante unos dos minutos. Se pasan por un colador y se reservan en un tarro con capacidad suficiente. Por otra parte se prepara el almíbar con el agua, el azúcar y el jugo de medio limón. Se lleva a ebullción y se aparta del fuego cuando llega a los 100°. Se deja enfriar hasta unos 80° y se vierte sobre la fruta. Se reserva así hasta el día siguiente
   
5. Al día siguiente se cuela el almíbar y se lleva nuevamente a ebullición. ahora se pondrá un poco mas denso y alcanzará una temperatura de 102°. se vuelve a dejar que baje la temperatura a 80° y se vierte sobre la fruta. El mismo procedimiento se hace el tercer día, llevando el almíbar hasta 105-106°, y de nuevo se deja enfriar y se vierte sobre la fruta. Con esos tres días la fruta ya debe quedar en su punto, brillante y transparente y el almíbar tiene una densidad adecuada para envasar.
   
6. Si no fuese así, se vuelve a repetir la operación uno o dos días mas. si no hay almíbar suficiente para cubrir la fruta, se prepara un poco más. Se envasa en frascos de cristal.