Preparación

1. En primer lugar se funde el chocolate con la mantequilla, bien al baño maría o en el microondas (en este caso, se pone un par de minutos a 700 W de potencia, con cuidado de que no se queme el chocolate)
   
2. Mientras se funde el chocolate, en un bol se baten los huevos con el azúcar y la vainilla, hasta conseguir que doble el volumen. Si no se encuentra la vainilla natural, se puede sustituir por una cucharadita de esencia de vainilla. Se puede batir con varillas o con batidora
   
3. Cuando la masa queda esponjosa y comienza a hacer burbujas, se incorpora el chocolate fundido y se sigue batiendo hasta conseguir que quede bien integrado. Por último se incorpora la harina tamizada y mezclada con la levadura, las especias y la sal y se mezcla lo justo para integrarla, sin batir demasiado
   
4. Esta masa se debe dejar reposar en el frigorífico al menos durante una hora
   
5. Cuando la masa se ha endurecido, se hacen pequeñas bolas con la ayuda de dos cucharitas y se rebozan en azúcar glass, y se van poniendo en un aplaca de horno cubierta con papel de hornear, dejando espacio entre ellas porque con el calor crecer un poco
   
6. Se hornean a 185º durante unos 12 minutos. El tiempo de horno es importante porque si se pasan, el chocolate se puede quemar. Y, como todas las galletas, se sacan del horno y se dejan enfriar sobre una rejilla. Cuando salen del horno están blanditas, pero al enfriarse, quedarán con una corteza crujiente
   
7. Estas galletas combinan muy bien con las pastas marroquíes de almendra, que se hacen con la misma técnica de rebozado en azúcar glass. Presetnadas así son todavía mucho más "galletas blanco y negro"